RAZÓN HISTÓRICA DE LA MASCOTA DE LA LEGIÓN. Por Juan Gómez Cebrián.

02.10.2014 15:54

 

Muchos cuerpos militares han expresado su espíritu de combate a través de los animales de sus emblemas. Las águilas se convirtieron en sinónimas de las legiones romanas. En la heráldica medieval leopardos y leones llamaron la atención sobre la bravura de los caballeros que los portaban.

Sin embargo, los animales no sólo han inspirado valor y determinación en la batalla a los soldados de todas las épocas, sino que también les han brindado transporte rápido y alimento. Los jinetes tártaros se nutrieron con la sangre de sus caballos en sus dilatados viajes por el interior de Asia, una combinación ciertamente explosiva.

La doma de un animal salvaje siempre ha tentado a los valientes, capaces de convertir el enemigo de antaño en amigo de hogaño. La mascota sintetiza todo este conjunto de simbolismo, utilidad y bravura pese a su más benévolo aspecto.

La Legión española, curtida en mil batallas, no ha renunciado a semejante distintivo militar hasta tal punto que su famosa cabra representa su resistencia incansable, tocada con su característico gorro como un soldado más.

    

Las primeras mascotas de los legionarios, de procedencia muy variada, fueron en la comandancia de Ceuta los monos, que algunos autores han querido ver como un desafío a los de Gibraltar. Se dice que Gran Bretaña mantendrá el dominio sobre la estratégica roca mientras haya uno de tales animales vivo. Miguel Primo de Rivera, muchas veces incómodo para los militares africanistas fundadores de la Legión, se propuso trocar Ceuta por Gibraltar ante los apuros de la aviación británica, origen de futuras ampliaciones ilegales del aeródromo gibraltareño.

La gacela del Sahara también sedujo a los inquietos legionarios, que no desdeñaron a los osos como mascotas. Se cuenta que amaestraron loros para que con sus palabras picantes dieran buena cuenta del desparpajo de los novios de la muerte. De todos los honores se los llevaría finalmente el carnero, antecedente de la aplaudida cabra, que vestida con los mejores uniformes de la unidad desfila al veloz paso de sus soldados.