RHODESIA, EL VIEJO PAÍS COLONIAL. Por Enrique González Redondo.
Partiendo de Sudáfrica el conquistador británico Cecil J. Rhodes dominó la cuenca del Limpopo y Niassalandia, imponiéndole con orgullo su propio nombre a fines del XIX.
Aquellos dominios se dividieron en la Niassalandia densamente poblada por los nativos (empleada como socorrida reserva de mano de obra), la Rhodesia del Sur de agricultura de exportación en manos de los colonizadores británicos, y la del Norte de la minería del cobre, donde los obreros cualificados europeos no se avinieron bien con los trabajadores africanos.
Tras la I Guerra Mundial se adopta en la Rhodesia del Sur el sistema de segregación racista sudafricano, y finalizada la II se plantea con crudeza el destino de todos los territorios rhodesianos. En 1953 Gran Bretaña proyecta una independencia favorable a sus intereses, la de la Federación de Rhodesia y Niassalandia, bien vista por las compañías mineras del Norte y los plantadores del Sur, pero no por los nacionalistas africanos, que entre 1958 y 1961 provocaron serios disturbios en el Norte y Niassalandia.
En vista de los acontecimientos Londres cancela la Federación, y concede en 1964 la independencia a los territorios que terminaran llamándose Zambia y Zimbabue ante el auge del nacionalismo africano. El fin de la autoridad colonial británico no aquietará los ánimos en esta atribulada región del África Austral.