SEQUÍAS ALTOMEDIEVALES. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

01.10.2022 12:11

               

                La sequía ha golpeado a lo largo de la Historia a las comunidades humanas, como las del Mediterráneo, y las de la Hispania visigoda la afrontaron con no poca dificultad.

                En el área de Mérida, la sequía fue particularmente intensa entre el 600 y el 620, sin que sepamos si afectó a otros puntos de la Península. Con todo, el fenómeno fue más general del 634 al 641, atribuyéndose su final a la intercesión de San Audoini.

                Aunque el siglo VII fue más seco y cálido que otros precedentes, el invierno del 683-4 resultó ser particularmente crudo.

                Las inclemencias meteorológicas tenían consecuencias notables en la vida de las gentes de la época, algo que hoy en día parecemos volver a recordar. Una nueva sequía, la del 706 al 709, agravaría la situación crítica de la Hispania visigoda, lo que para algunos autores facilitaría la conquista musulmana.

                La andadura de Al-Ándalus también se iniciaría bajo su signo, como la falta de aguas que asoló sus tierras del 748 al 754. Tampoco dejó de influir sobre la vida política, agravando la rebelión de los bereberes contra las autoridades del emirato de Córdoba.

                La carencia de agua se dejó sentir entonces en la cuenca del Duero, algo que aprovecharía Alfonso I de Asturias para allegar gentes con las que fortalecer sus dominios. La sequía tenía largos tentáculos.

                Para saber más.

                Luis A. García Moreno, Historia de la España visigoda, Madrid, 1989.