SUPUESTAS COSTUMBRES TÁRTARAS.

20.12.2025 12:27

              

               “Otrosí: un hombre que es sorprendido fornicando, ellos lo matan; y matan no menos a los que hurtan. Son todos buenos arqueros, y cabalgan tan bien las mujeres como los hombres; y hacen las mujeres toda clase de trabajos: paños, arada y otras cosas. Y llevan carros y carretas. Y hacen toda clase de menesteres, excepto arcos, saetas y armaduras, que lo hacen los hombres. Y todas las mujeres, así como los hombres, llevan bragas.

               “Todas las gentes de aquellas tierras son muy obedientes a sus soberanos y no se combaten ni se revuelven los unos contra los otros; y así no hay ningún ladrón en la tierra. Y se honran mucho los unos a los otros, pero no dan ningún honor a los extraños por gran príncipe que sea. Ellos comen perros, gatos, lobos, raposos, yeguas, pollinos, asnos, ratones, musarañas y todas las demás bestias salvajes, grandes o pequeñas; y comen toda la cabeza por fuera y por dentro, y no tiran nada, excepto el excremento. Y comen muy poco pan, como no sea en las cortes de los grandes señores. Y en muchos lugares no tienen ni arvejas, ni habas, ni otro potaje, como no sea caldo de la carne. Y pocos son los que comen carne y caldo. Y cuando ellos han comido limpian sus manos en sus rodillas, porque no tienen toallas, si no es delante de los señores, pero el común de las gentes no las tiene. Los señores usan con frecuencia pieles de bestias en lugar de toallas, y muchos del común también. Y cuando han comido meten sus escudillas dentro de la olla, sin lavar, o en el caldero, con lo que queda de carne y del caldo, y quedan allí hasta que vuelven otra vez a comer. Y los ricoshombres beben leche de yeguas y de otras bestias. Y otra bebida está hecha de miel y de agua, cocidas juntas. Porque ellos no tienen en la tierra ni vino ni cerveza. Viven muy mezquinamente, no comen más que una vez al día y, además, bien poco, en su tierra y en cualquiera otra parte. Y ciertamente, un hombre solo de esta tierra comería más en un solo día que ellos en tres. Y si vienen mensajeros extranjeros al señor, no le dan de comer más que una vez al día y bien poco.

               “Ítem: cuando guerrean, guerrean muy sabiamente, y siempre trabajan por encerrar a sus enemigos. Cada uno tiene dos o tres arcos y de saetas gran cantidad y una gran hacha. Y los hombres nobles tienen espadas cortas y anchas y tajantes, de dos filos, y tienen petos y yelmos de cuero cocido y de piel de dragón, y también coberturas para los caballos. Y si alguno de ellos escapa de la batalla lo matan. Y cuando ellos ponen sitio a un castillo o villa murada, usan de muchas malicias y prometen a los que están dentro todos los bienes, todas las riquezas y cuando ellos osan demandar ellos se lo otorgan. Y cuando ellos se rinden los matan a todos y después les tallan las orejas y las meten a cocer y las comen a la salsa verde. Y con esto hacen entremeses para los grandes señores.

               “Ítem: ellos intentan poner bajo ellos toda criatura. Y dicen que saben bien por profecías que serán vencidos por la fuerza de gentes arqueras, y se convertirán a la fe de aquellos que los venzan. Y por esto toleran que gentes de toda la ley moren apaciblemente en su tierra. De algún amigo suyo muerto, para tener recuerdo de ellos, hacen siempre la imagen completamente desnuda, sin ningún vestido. Porque ellos dicen que cuando hay buen amor no cabe cobertura y que nadie debe amar por la riqueza del vestido, ni por el bello paramento; mas solamente por el cuerpo que estaba dotado naturalmente, no por la bella vestidura, que no es de natura.

               “Otrosí: entraña gran peligro perseguir a los tártaros cuando huyen en la batalla. Porque mientras huyen disparan por la zaga y matan a las gentes y a las bestias. Y cuando ellos se preparan y se vuelven para combatir, están tan cerrados y compactos que si son diez mil, uno cree que son veinte mil, ellos se apoderan de otras tierras, pero no la saben guardar, porque han aprendido a permanecer más en tiendas, fuera, que en villas y castillos. Y no aprecian en nada el entendimiento de las otras naciones.

               “Y precian en mucho, y venden, el aceite de oliva, porque dicen que es excelente medicina. Todos los tártaros tienen ojos pequeños poca barba y bien clara, y son también falsos, traidores y maliciosos, así como engañosos y ninguno debe fiarse de sus palabras ni de sus promesas. Son gente muy dura, y pueden sufrir muchas penalidades, y usan tretas más que ninguna otra gente. Porque ellos lo han aprendido bien en su misma tierra. Y no gastan nada.”

               Joan de Mandevilla, El livro de las maravillas del mundo llamado selva deleytosa y viage a Jerusalem, Asia y África. Edición de José María Díaz-Regañón, El Escorial, 2014, pp. 468-471.

               Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.