UN REY LOBO DE LA ANTIGUA GRECIA.

10.08.2025 11:22

              

        “Licaón, hijo de Pelasgo, fue más ingenioso que su padre. Fundó la ciudad de Licosura en el monte Liceo, le dio a Júpiter el sobrenombre de Liceo e instituyó los Juegos Liceos. No creo que las Panateneas se hubieran celebrado jamás en Atenas, y me baso en que estos juegos, conocidos inicialmente con el nombre de Ateneas, solo adoptaron el nombre de Panateneas bajo el reinado de Teseo, cuando reunió a todos los atenienses en la misma ciudad.

        “En cuanto a los Juegos Olímpicos, dado que se dice que se celebraron en una época anterior a la creación de la raza humana, dado que se dice que Júpiter y Saturno se disputaron el premio de la lucha libre y los curetes el de la carrera, no hablaré de ellos ahora. Creo, por lo tanto, que Cécrope reinó sobre los atenienses al mismo tiempo que Licaón reinó sobre Arcadia; pero no me parece que tuvieran la misma sabiduría respecto al culto a la divinidad.

        “De hecho, Cécrope fue el primero en dar a Júpiter el sobrenombre de Hipato o Supremo; no quería que se sacrificase nada vivo, y hacía quemar en el altar pasteles hechos a la usanza del país, que los atenienses todavía llaman pelanoi. Licaón, por otro lado, llevó a un niño recién nacido al altar de Júpiter, lo sacrificó y roció el altar con su sangre. Se dice que se transformó en lobo inmediatamente después del sacrificio, algo que no me cuesta creer.

        “Además de ser muy antigua esta tradición entre los arcadios, tiene cierta verosimilitud; de hecho, los hombres de aquella época eran, por su justicia y piedad, huéspedes y compañeros de los dioses. Por lo tanto, los dioses los recompensaban con prontitud cuando eran virtuosos y los castigaban igualmente cuando cometían algún delito. De ahí que varios hombres de aquella época fueran considerados dioses y aún se les venera como tales: entre ellos están Aristeo, Britomartis de Creta, Hércules hijo de Alcmena, Anfiarao, hijo de Yocles, y posteriormente Cástor y Pólux.

        “De esto se puede creer en la metamorfosis de Licaón en lobo, y en la de Níobe, hija de Tántalo, en roca; pero hoy, cuando la maldad ha alcanzado su máximo esplendor y se ha extendido por todas las ciudades y todos los países, ya no se ve a los hombres elevados al rango de dioses, salvo por vanas apoteosis inventadas por la adulación para quien ostenta la autoridad; y la venganza divina, más lenta y tardía, alcanza a los malvados sólo después de que han dejado esta vida terrenal.

        “Se ha visto en todas las épocas que muchas cosas ocurridas en el pasado, o incluso las que acaban de suceder, se han vuelto increíbles para mucha gente, por las fábulas con las que se ha sobrecargado la verdad. Así, los arcadios afirman que, desde Licaón, otros hombres se han convertido en lobos en el sacrificio que se ofrece a Júpiter Liceo; que no permanecen así el resto de sus vidas; pero que si, siendo lobos, se abstienen de la carne humana, vuelven a ser hombres después de diez años. Y que si lo comen, siempre siguen siendo lobos.

        “También se dice de Níobe que llora todos los años durante el verano en el monte Sípilo. He oído contar otras fábulas similares: por ejemplo, que los grifos tienen la piel moteada como los leopardos; que los tritones hablan como los hombres; otros dicen que emiten sonidos soplando en una caracola perforada; todos los que disfrutan escuchando tales cuentos están muy dispuestos a añadir otros nuevos; y así, la verdad se corrompe con esta mezcla de falsedades e inventos.”

        Pausanias, Descripción de Grecia, Libro VIII, Capítulo II. Site de Philippe Remacle.

        

       Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.