UNA BUENA NOTICIA, EL RITUAL IBERO DE LA PUERTA DE LA BASTIDA DE ALCUSSES. Por Verónica López Subirats.

03.08.2015 20:09

                La civilización ibera todavía depara gratas sorpresas a estudiosos e interesados por la historia. Una buena prueba de ello es el hallazgo e interpretación de cinco conjuntos de armas en la bastida de les Alcusses de la localidad valenciana de Moixent. Sus investigadores principales Helena Bonet y Jaime Vives-Ferrándiz lo han interpretado, a la espera de ulteriores conclusiones, como el ritual que acompañó al sellado de una puerta del recinto y a la apertura de una nueva.

                

                Al fin y al cabo no se han descubierto restos funerarios, sino grupos de falcatas, jabalinas y herrajes de escudos de madera cuidadosamente dispuestos, inutilizados y sepultados. Se descarta, por ende, todo elemento que apunte a una necrópolis.

                Los restos se han datado en el primer cuarto del siglo IV antes de Jesucristo, una época de especial interés de la cultura ibera. Entre finales del siglo V y mediados del IV se produjo el fenómeno de la destrucción de numerosas imágenes de damas, que se ha interpretado en clave de cambio social violento, el de un grupo que al tomar el poder desplaza a otro y quebranta sus más venerados emblemas.

                Los conflictos en el mundo griego en particular y en el Mediterráneo a nivel general ofrecieron buenas oportunidades de ganancia a los más intrépidos hombres de armas iberos, que acudirían con sus comitivas a servir como mercenarios a distintos patronos. El ejercicio de las armas curtiría a más de uno y crearía sensibles problemas de preeminencia locales al retorno, como vemos hoy en día en los países islámicos del Norte de África.

                    

                En estas comunidades el aumento de las tensiones también iría acompañado de un crecimiento de  la riqueza e incluso de la población. En la bastida de les Alcusses la ampliación del recinto, o al menos su afirmación, parece clara y en el nuevo espacio de acceso, cuidadosamente sacralizado como en otras civilizaciones coetáneas, se afirmó el poder de unos grupos de guerreros con pretensiones. Quizá estos linajes llamaran décadas más tarde en su ayuda a los cartagineses a la hora de enfrentarse a sus rivalidades internas. El mundo ibero aún nos reserva mucho.