UNA GUERRA DE EXTERMINO MUNDIAL, LA SEGUNDA. Por Eva García Valero.

05.06.2016 12:14

 

 

De forma activa o pasiva, países de todos los continentes se vieron implicados o afectados por la II  Guerra Mundial, un conflicto en el que naciones con siglos de civilización se enfrentaron, alcanzando un grado de destrucción inigualable.

La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto que se dio en todo el mundo entre los años 1939 y 1945. Los principales participantes fueron Alemania, Italia y Japón, llamadas las potencias del eje, y las potencias aliadas, Francia, Reino Unido, Estados Unidos, la Unión Soviética y, en menor medida, China. Los orígenes de esta guerra se encuentran en los del nazismo. Los orígenes del nazismo se encuentran en el imperio austro-húngaro, debido a que era un imperio plurinacional. En este imperio los alemanes se sentían amenazados, lo que hizo que se desarrollara un pensamiento muy nacionalista y socialista entre los alemanes de clase media y obrera.

Este pensamiento pasó a Alemania como consecuencia de la I Guerra Mundial o Gran Guerra, por medio de Adolf Hitler, entre  otros. En Alemania, Hitler se auto denominó Führer (dirigente de los alemanes), título relacionado con las ideologías góticas. Entre otras creencias de carácter gótico, encontramos la admiración de Hitler hacia Wottan, el antiguo dios germánico de la sangre y divinidad de los seguidores de Hitler más radicales. Estos decían que era el señor de los arios y por tanto de la raza superior.

A pesar de que el partido nazi se creó tras la I Guerra Mundial, no alcanzó el poder hasta 1933, gracias a pactos electorales. Tras su ascenso al poder, el comienzo de la II Guerra Mundial se dio el 1 de septiembre de 1939 y su fin el 2 de septiembre de 1945. Esta guerra tuvo grandes consecuencias cuando terminó: el fin de la Alemania nazi, la caída del imperio japonés y del italiano, el comienzo de la guerra fría, la creación de la ONU, el comienzo de la era atómica, la descolonización y el “título” de superpotencia otorgado a Estados Unidos y la Unión Soviética. Pero para que se dieran estas consecuencias, hubo primero unas causas.

Las causas de la II Guerra Mundial fueron la Primera Guerra Mundial, el incumplimiento del tratado de Versalles, el fracaso final del plan Dawes, la invasión japonesa de Manchuria y la italiana de Abisinia (actual Etiopía), la falta de fuerza de la Sociedad de Naciones, la acción exterior de Hitler, la política de apaciguamiento de las democracias, tolerantes hacia la agresión contra la República española y la Gran Depresión como telón de fondo. El holocausto estaría en el corazón de esta terrible guerra.

La palabra holocausto proviene del griego, holo, `total' y caustos, `quemado', término que hacía referencia inicialmente a un rito religioso en el que se incineraba una ofrenda. Actualmente, hace referencia a cualquier desastre humano de gran magnitud; pero, cuando se emplea como nombre propio, se refiere a la política de exterminio de los judíos residentes en Europa llevada a cabo por la Alemania nazi. El Holocausto fue la persecución y el asesinato sistemático, organizado y apoyado por el Estado, de seis millones de judíos por parte del régimen nazi y sus colaboradores.

Durante la era del Holocausto, las autoridades alemanas persiguieron a otros grupos debido a su "inferioridad racial": los  gitanos, los discapacitados y algunos pueblos eslavos (polacos y rusos, entre otros). Otros grupos fueron perseguidos por motivos políticos, ideológicos y de comportamiento, entre ellos los comunistas, los socialistas, los testigos de Jehová y los homosexuales.

Se consideraba judío a todo el que tuviera tres o cuatro abuelos judíos, sin tenerse en cuenta si este individuo era judío ni su lugar de nacimiento. A quienes fueran descendientes de judíos, sólo se les consideraba totalmente judíos si ellos mismos pertenecían a esta religión o habían contraído matrimonio con un miembro de ella. Por último, había un punto intermedio entre ser o no ser judío, los llamados Mischlinge (semiraza). A este grupo pertenecían los que tenían algún pariente judío o un único abuelo de esta religión.

A partir de imponer estas normas para saber quiénes eran judíos, los organismos gubernamentales, los bancos y los comercios hicieron grandes esfuerzos para eliminar a los judíos de la vida económica. Para esto quitaron el derecho, a aquéllos que no pertenecían a la raza aria, a ocupar cargos en la administración, y los abogados y médicos judíos perdieron a su clientela aria. Algunas empresas judías se disolvieron, otras fueron confiscadas por el Estado o vendidas a un precio inferior a su valor a otras compañías que no pertenecían a miembros de la comunidad judía ni eran dirigidas por ellos. Este proceso recibía el nombre de `arianización'. Los empleados judíos de los negocios disueltos perdían sus puestos de trabajo.

Cuando comenzó la II Guerra Mundial en septiembre de 1939, el ejército alemán ocupó la mitad occidental de Polonia, con lo que a casi dos millones de judíos polacos se les obligó a abandonar su hogar y trasladarse a guetos.  Los guetos eran los barrios en los cuales los judíos eran obligados a vivir y a permanecer confinados por la noche. Son, en definición, áreas separadas en las que vivía un determinado grupo étnico, cultural o religioso, voluntaria o involuntariamente. En el caso de los guetos en los que vivían los judíos, permanecían allí involuntariamente por un motivo religioso.

Cada gueto contaba con un consejo judío que se encargaba de organizar el alojamiento, la sanidad y la producción. Se les proporcionaba alimentos y carbón, y los productos manufacturados se enviaban fuera del recinto. Sin embargo, el suministro de comida que permitían los alemanes consistía principalmente en cereales y algunas verduras y hortalizas (nabos, zanahorias y remolacha principalmente). La ración oficial del gueto de Varsovia no alcanzaba las 1.200 calorías por persona. Como consecuencia, surgió un mercado negro de alimentos, pero los precios de las mercancías eran elevados y el desempleo y la pobreza estaban muy extendidos. En las casas llegaban a vivir de seis a siete personas en cada habitación, y el tifus era habitual entre la población.

Algunos guetos importantes fueron los de Varsovia, Vilna, Bialystok, Czestochowa y Lodz.

Tras la creación de los guetos, el dirigente nazi y jefe de la Aviación alemana envió un comunicado al jefe de la Oficina Principal de Seguridad del Reich, poniéndole a cargo de la organización de la “solución final para la cuestión judía”. Esta “solución” consistía en obligar a los judíos residentes en Alemania a llevar brazaletes con una estrella amarilla (la estrella de David) a partir de septiembre de 1941. Hasta ese momento, decenas de miles judíos fueron deportados a los guetos de Polonia y a las ciudades conquistadas en la URSS a lo largo de los siguientes meses. Pero cuando “la solución final” se había puesto en marcha, se creó un nuevo método de exterminio: los campos de concentración.

Los campos de concentración eran lugares de reclusión durante periodos de tiempo indefinidos. Aunque para este fin se utilizaron tipos muy diversos de instalaciones, solían constar de barracones, tiendas de campaña o bloques de 50 metros de longitud por entre 7 y 10 metros de anchura, rodeados por torres de control y fuertes alambradas. Poseían un gran espacio libre destinado a las continuas llamadas a pasar lista y a las ejecuciones públicas.

Todas las posesiones de los deportados que los alemanes pudieran poseer, las confiscaban. Un ejemplo de esto es la confiscación de cuentas bancarias, propiedades, mobiliario, etc., perteneciente a judíos.

El transporte de víctimas a los campos de concentración se solía hacer por ferrocarril, y la policía tenía que abonar al sistema ferroviario alemán el precio de un billete de ida de tercera clase por cada deportado. Si en un tren se cargaban a mil personas, se aplicaba una tarifa de grupo por la cual sólo era preciso pagar la mitad del precio de cada billete. Los trenes, formados por vagones de mercancías, se desplazaban lentamente siguiendo horarios especiales. Los enfermos y los ancianos solían fallecer durante el trayecto.

Cuando llegaban a los campos de concentración se les cosía una pieza triangular en el uniforme que los clasificaba según el motivo de su reclusión. Para esto utilizaban el color rojo para los políticos, el color verde para derecho común, el color negro para peligrosos sociales o gitanos, el rosa para homosexuales, el violeta para sectarios de la Biblia u objetores de conciencia y una estrella de David para los judíos. Esta estrella, formada por dos triángulos, tenía uno de los triángulos de color amarillo y el otro indicaba la categoría a la que pertenecían de las nombradas anteriormente.

Durante la II Guerra Mundial, la policía tenía permitido arrestar a cualquier persona y enviarla, durante un periodo de tiempo indefinido, a un campo de concentración. La policía criminal o Kripo, arrestó de manera “preventiva” a delincuentes y a grupos denominados asociales como estaban considerados los gitanos, homosexuales, discapacitados, prostitutas y vagabundos.

Los nazis hicieron prisioneros entre 7 y 8 millones de personas (en su mayoría judíos europeos) y los confinaron en 22 campos de concentración. Algunos fueron asesinados y otros murieron de inanición o como resultado de horribles experimentos llevados a cabo por doctores y científicos alemanes. La mayoría murió en las cámaras de gas. A principios de 1942, la Oficina Central de Economía y Administración de las SS, asumió el control operacional de los campos de concentración y los prisioneros fueron obligados a realizar trabajos forzados en la producción industrial. Los prisioneros trabajaban hasta la muerte en industrias químicas y de armamento. Aquellos que ya no estaban en condiciones de seguir trabajando eran eliminados con métodos como la cámara de gas, el fusilamiento o las inyecciones letales. También se utilizaba a los prisioneros para supuestos "experimentos médicos" que investigaban; Paludismo, Tifus, castración, Gangrena, esterilización, todo tipo de vacunas, etc... Los procesos de exterminio y de experimentación médica se llevaron a cabo en otro tipo de campos de concentración, elaborados con el fin de asesinar a la mayor cantidad de personas. Estos fueron los campos de exterminio.

Los campos de exterminio fueron una forma de asesinato en masa creada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Su principal objetivo era asesinar a opositores al régimen nazi, librepensadores, comunistas, judíos, masones, mestizos, gitanos, homosexuales, pentecostales, negros, testigos de Jehová, discapacitados y enemigos de guerra. Utilizándolos, se consiguió el objetivo propuesto, alcanzando la cifra de más de 3 millones de judíos asesinados. Por esto, no se debe confundir el término campo de exterminio con campo de concentración, pues la función inicial de estos últimos era de centros de detención y trabajo.

Si nos remontamos al origen de los campos de exterminio, vemos que el primero fue Chelmno, en 1941. Tras utilizar en este campo de exterminio el método de gaseado en camiones, el cual consiste en llenar un camión de personas y ponerlo en marcha con el tubo de escape hacia dentro hasta que mueren todos, se percataron de que era un buen método para asesinar y se abrieron tres campos de exterminio más: Belzec, Soboibor y Treblinka para poder asesinar a más cantidad de judíos a la vez. Estos cuatro campos de concentración, junto el de Auschwitz y el de Majdanek se encontraban en la actual Polonia. A estos seis, se le añadió el campo de concentración de Maly Trostenets, en la actual Bielorrusia. También el régimen croata junto al nazi creó el campo de exterminio de Jasenovac.

Más tarde, cambiaron la técnica de gaseado y comenzaron a introducir a las personas en cámaras de gas, en las cuales se utilizaba monóxido de carbono para que murieran y, una vez muertos todos, se introducían en un horno crematorio para deshacerse de los cadáveres. Utilizando este método, murieron más de 1,7 millones de judíos en octubre de 1943. El campo de exterminio más grande para esa fecha era el de Aschwitz-Birkenau en Polonia, que en primavera de 1943 tenía ya cuatro cámaras de gas, utilizando como gas Zyklon B (ácido prúsico). En tan solo un año, en este campo de exterminio mataron a más de un millón de judíos, romanos (gitanos), polacos y prisioneros soviéticos.

Normalmente, cuando se deportaban judíos a los campos de exterminio se les mataba en las cámaras de gas, a no ser que fueran útiles para trabajar. Los campos de concentración destinados solamente a matar eran los de Treblinka, Belzec, Chelmno y Sobibor. Para mandarlos a estas cámaras se les hacía pensar que iban a la ducha y principalmente mataban a ancianos y niños. Los hombres y mujeres de mediana edad eran obligados a trabajar, los hombres en trabajos muy pesados y las mujeres realizando tareas como la limpieza de la ropa de las personas que habían muerto en las cámaras de gas, ya que a estas debían entrar desnudos.

No solo se utilizaron los métodos del gaseado en camiones y las cámaras de gas, sino que hubo muchos más.

Todo empezaba en el momento en el que llegaban al campo de exterminio, pues llegaban en malas condiciones y tenían que convivir hasta más de cuarenta personas en habitaciones de diez. Muchas personas morían aquí, pero si sobrevivían, se continuaba con otros métodos.

Una vez habían sobrevivido a eso, pasaban a utilizar medicinas experimentales con los prisioneros. A muchos esto  les hacia convulsionar, morir asfixiados, etc. Estas medicinas experimentales las utilizaban, además de con enfermos, con quienes reunían características especiales, como ser gemelos, altos, fuertes, etc.

El método fue más frecuente en la Ustacha y las SS del este de Europa fue el ahogamiento masivo. Se usó, principalmente, cuando había falta de munición. En estos casos, se ataba a las personas con cuerdas o alambres y a continuación, se les arrojaba a un rio o pantano. Al estar atados ente sí, era imposible no ahogarse y moría todo el mundo.

Las cámaras de gas son, sin duda, el método de ejecución más conocido. Existían dos tipos de cámaras de gas:

Las cámaras de gas primarias fueron la inspiración de las cámaras de gas nombradas anteriormente. Constaban de una habitación de unos 25 m2 en la que se introducía de 500 a 700 personas. Cuando estaban todas dentro se arrancaba un motor que emitía los gases al interior de la cámara. El gas emitido era monóxido de carbono y la consideraban una de las mejores muertes para los prisioneros, ya que era rápida e indolora.

Las cámaras de gas aparecieron tras comprobar, con las primeras, que moría gran cantidad de gente en poco tiempo. Estas cámaras ya eran más avanzadas y había unas duchas por las que se expulsaba el gas (Zyklon B). Al parecer duchas, se engañaba a los prisioneros diciéndoles que iban a ducharse o desinfectarse y cuando ya estaban todos dentro de la sala, el gas comenzaba a emitirse. En las puertas que daban a esta sala había unas ventanas pequeñas por donde los encargados de llevarlos a las cámaras de gas, se aseguraban de que estuvieran todos muertos. Cuando esto ya se había cumplido y no quedaba gas, se abría otra puerta por la que salían los asesinados y tras asegurarse de que no llevaran nada de valor escondido en los diferentes orificios del cuerpo, los quemaban en hornos crematorios.

Si a alguien se le ocurría informar a los recién llegados de lo que ocurría en las cámaras de gas, se procedía a otro método de ejecución. Consistía en la incineración de quien infringía esta norma, introduciéndolo vivo en un horno crematorio.

Un método parecido a las cámaras de gas eran los camiones de gas. Estos camiones se llenaban de personas en la parte trasera y una vez estaba llena, se ponía en marcha el vehículo. Estos camiones tenían el tubo de escape en el interior de la parte trasera y, por tanto, en vez de expulsarse al exterior, los gases tóxicos mataban a todas las personas que iban en la parte trasera del camión. Una vez estaban todos muertos, se introducían los cadáveres en fosas comunes.

En algunos campos de exterminio de Polonia, utilizaban el método del martillo. Consistía en colocar bocabajo a los prisioneros y golpearles la cabeza con un martillo accionado por una palanca, que proporcionaba un brutal golpe, de forma que morían inmediatamente. Este proceso no era privado, sino que era observado por quienes iban a ser ejecutados posteriormente.

El hambre fue otro de los motivos de muerte, pues los prisioneros tenían que sobrevivir con raciones mínimas de algo parecido a café para el desayuno, sopa al mediodía y con suerte un trozo de pan duro. Esta alimentación escasa, debilitaba considerablemente a los prisioneros y junto con la fatiga del trabajo, su salud se veía afectada muy gravemente. Otra forma de morir por hambre era el castigo, que consistía en encerrar a los prisioneros, atados en las paredes, y dejarlos sin alimento hasta que morían. Un caso de estos últimos fue el sacerdote Maximilian Kolbe, que dio su vida por salvar la de un prisionero con mujer e hijos.    Por otra parte, en el este de Europa, daban a los niños galletas y bebidas envenenadas mientras estaban de excursión y jugando para que murieran. 

Los fusilamientos fueron una técnica bastante dura (al igual que las demás), pues en muchas ocasiones elegían a las personas al azar para matarlas como escarmiento por la muerte de algún soldado a quien no habían matado ellos. Otro tipo de fusilamientos era reunir a los prisioneros, hacer que se desnudaran y obligar a un grupo dentro de estos a cavar fosas. Una vez hechas, se colocaban delante de la fosa y se les ametrallaba en pequeños grupos de forma que caían en las fosas. Cuando el primer grupo estaba muerto, se seleccionaba otro y se repetía el mismo proceso hasta que las fosas estaban llenas.

La técnica de la estaca consistía en atar los brazos de los prisioneros a la espalda y colgarlos por la unión de las muñecas. Con esto se conseguía la fracturación de las articulaciones. Esto producía deformaciones, que en numerosas ocasiones eran irreversibles. Este proceso se alargaba hasta que el cuerpo se desmembraba y la víctima moría paralizada.

Otro de los motivos de muerte fue el suicidio. Los soldados elegían a prisioneros al azar y los golpeaban. Tras una fuerte paliza, les daban una cuerda u objeto con el que se pudieran atar y los encerraban en habitaciones para que se suicidaran. Si tras diez minutos el prisionero no se había suicidado, volvían a  golpearle. Quienes conocían el proceso, preferían suicidarse antes de recibir otra paliza.

La muerte por duchas consistía en instalar en las zonas heladas duchas. Los prisioneros tenían que desnudarse en la nieve e introducirse bajo el agua helada de las duchas, de forma que morían de frío. Las SS estaban armadas con varas y látigos por si algún prisionero salía de la ducha. Una vez que los prisioneros estaban muertos, se retiraban los cadáveres y la nieve los sepultaba. Otra forma de morir con este método era cavar agujeros en la nieve en los que metían medio cuerpo de los prisioneros desnudos para echarles cubos de agua hasta quedar congelados.

En el ahorcamiento, los prisioneros eran obligados a talar árboles y montar con ellos construcciones que sirvieran para ahorcar a los prisioneros. Posteriormente, subían grupos de prisioneros a estas construcciones y se les colocaba una cuerda en el cuello para que no se pudieran mover cuando derribaran el tronco y murieran asfixiados.

El despeñamiento en los lugares donde trabajaban prisioneros, se basaba en empujar a los más débiles o agotados al vacío para que murieran. A estos muertos se les unían los que se lanzaban voluntariamente porque preferían morir de esta forma.

Otra forma de morir era en los vagones de ganado. Estos se destinaban al transporte de personas y debido al poco espacio, las personas llegaron a morir de pie. Esto se debía principalmente a la falta de alimento, agua y oxígeno.

Un método típico de la Ustacha era la muerte por el fuego o bombas. En este método separaban a las mujeres los niños y los ancianos de los hombres, para que murieran de forma diferente. A los hombres los torturaban y fusilaban, mientras que a las mujeres, niños y ancianos los encerraban en edificios diversos, como podían ser graneros o iglesias, y prendían fuego a estas instalaciones. En determinadas ocasiones, en vez de prender fuego, lanzaban bombas o granadas de mano.

Por último, hay un método del cual no podemos asegurar su existencia, pero sí ha sido confirmado por acusados y prisioneros. Este consistía en unas cámaras eléctricas en las que el suelo era metálico y electrificado. Al igual que en las cámaras de gas, las llenaban de prisioneros y se encendía el suelo electrificado. De esta forma, quienes se encontraban dentro morían de una forma terrible.

Todos los métodos de exterminio desaparecieron aparentemente tras el final de la II Guerra Mundial. El final fue extenso y comprende desde 1943 hasta 1945. En este proceso de finalización, tuvieron especial importancia dos frentes de guerra. El primer frente fue el europeo y mediterráneo, en el que los aliados lucharon contra Alemania, y el segundo frente fue el pacífico y asiático, donde los aliados lucharon contra Japón.

En el frente europeo y mediterráneo, Hitler se enfrentó a un triple desafío: la lucha contra la Unión Soviética, contra los aliados en el Norte de África e Italia y contra el desembarco de Normandía. En esta lucha Hitler aplicó una mala política contra la URSS que hizo que los soviéticos continuaran la lucha sin rendirse. Las dos principales batallas entre Alemania y la URSS fueron la batalla de Stalingrado y la batalla de Kurks. En las batallas de Italia, los aliados pasaron de África a Italia, donde lucharon alrededor de Roma contra los aliados a Mussolini. Por último, los aliados británicos y estadounidenses desembarcaron en Normandía en julio de 1944. Tras derrotar al ejército alemán, avanzaron hasta París y a continuación intentaron adentrarse en Alemania. Los alemanes reaccionaron en la batalla del bosque de las Ardenas, que perdieron.

Tras estas batallas, la Alemania de Hitler se encontraba en las últimas. El propio Hitler terminó suicidándose en Berlín antes de la entrada de las tropas soviéticas en la capital en mayo de 1945.

El segundo frente de guerra se dio en luchas contra el imperio japonés. Este había llegado a un punto crítico en 1941. Los japoneses atacaron a Estados Unidos y a los británicos entre finales de 1941 y principios de 1942. Los japoneses lograron grandes victorias en el océano pacífico y en Asia llegaron a amenazar muy seriamente la India británica, Australia e incluso la costa pacífica de Estados Unidos. Japón, pese a todo, carecía del poder industrial suficiente para ganar la guerra y pronto los Estados Unidos reaccionaron con fuerza. Ganaron las batallas de Midway y Guadalcanal y lucharon isla por isla del pacífico contra los japoneses, destacando la conquista de la isla de Iwo Jima.

Tras la conquista a los japoneses de las Filipinas, Estados Unidos lanzó en agosto de 1945 dos bombas atómicas contra las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Tras estos ataques nucleares, se firmó un acuerdo que prohibía las armas nucleares y el 2 de septiembre de 1945, llegó el esperado final de la II Guerra Mundial.