UNA REVOLUCIÓN PATRIÓTICA.

27.01.2023 15:34

               

                “Desde luego parece un contrasentido que una nación cual la nuestra, por tan largo tiempo triunfante en Cuba y Filipinas, presente al mundo tan glorioso ejemplo de energía y de resistencia, al mismo tiempo que en el interior se manifieste bien a las claras toda clase de señales de debilidad y desaciertos. Y en resumen: ¿cuál es la situación actual de nuestra España? Sumamente delicada, excesivamente comprometida. Ciego será el que no la vea en la más angustiosa posición, cercada por todas partes de abismos. El más hondo de todos es el de Cuba, donde hemos vencido miles de veces a los insurrectos, pero no hemos vencido ni venceremos la insurrección; y esto consiste en que nuestro país es de escasa inteligencia y de extraordinario corazón. Peleamos como héroes y nos gobernamos como los muchachos de escaso juicio. Creíamos haber llegado a la virilidad y no hallamos en la infancia, porque nos repugna suponer que hace mucho tiempo caíamos en la más lastimosa decrepitud. Una prueba evidente de que España es un país de niños mal educados o de alelados ancianos la tenemos en este doble error en que todos incurrimos: el de los gobernantes, que esperan todos los bienes de la masa general de la Nación, y el de esta última que, maniática y puerilmente, achaca todos sus males a los gobernantes.

                “A pesar de sus recientes triunfos en las guerras coloniales, España no está hoy en la virilidad; porque si España fuese un pueblo verdaderamente viril, hace tiempo que esos triunfos hubieran sido definitivos, y ni sufriríamos humillantes presiones de gentes extrañas, ni estaríamos rodeados de esa atmósfera de inmoralidad pública que nos ahoga, ni se marcarían entre nosotros los estupendos contrastes mencionados.

                “La inmoralidad pública será la causa principal de nuestra próxima revolución; porque las habitaciones donde estamos encerrados tienen un aire mefítico que solo se podrá renovar abriendo todos los balcones y ventanas. Urge expulsar ese aire para no asfixiarnos, y es preciso que lo renovemos nosotros mismos, si no han de venir de fuera los que no puedan tolerarlo, en bien de la humanidad, por causa de la salubridad pública.”

                Lucas Mallada, La futura revolución española. Edición de S. L. Driever y F. J. Ayala-Carcedo, Madrid, 1998, pp. 182-183.

                Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.