UNOS SEÑORES DE LAS ESTEPAS, LOS QARLUKS. Por Verónica López Subirats.

20.06.2016 15:36

 

                Las extensas estepas euroasiáticas son más heterogéneas geográfica y culturalmente de lo que a veces se piensa. En este medio físico tan particular vivieron en el pasado una serie de pueblos, no siempre bien conocidos, que fueron capaces de aguantar los rigores de las estaciones, de sobrevivir y de crear riqueza y de alumbrar poderosos imperios.

                Al Oeste de las montañas de Tien Shan un pueblo de la familia de los turcos se hizo fuerte en los siglos VIII y IX, los qarluks, en buen contacto con los núcleos de civilización del Oriente Próximo, lo que les permitió superar a sus rivales nómadas.

                Su organización pública se fundamentó en una confederación de tribus y de linajes que acertaron a la hora de darse una disciplina militar bajo el mando de un rey de héroes. Llegaron a dominar ciudades florecientes, como la de Suyab (la Karabük de hoy en día, a unos doscientos kilómetros de Ankara), que alineaba sola un contingente de 80.000 guerreros, según las informaciones de los curiosos geógrafos árabes. Estos combatientes eran reconocidos por su bravura y sus vestimentas rojas.

                Hacia ellos huyeron muchos refugiados de las conquistas musulmanas, así como no pocos descontentos. Con las tierras islámicas mantuvieran una intensa relación. Entre los qarluks del Mediodía del lago Balkash hubo conversos al cristianismo nestoriano, pero la fe musulmana también se difundió entre ellos. De esta singular confederación surgirían los karakánidas, convertidos al Islam en el siglo X, creadores también de otro imperio que combinaba la bravura guerrera con la fragmentación local del poder.